Gracias por el vídeo. Realemente es un gran trabajo. Me sentí genial con los disquetes y las computadoras dinosauricas... :¬_¬:
Siempre he considerado, en lo personal, que es un gran error cambiar los nombres que son sustantivo propio (Bilbo Bolsón por ejemplo) de manera radical o intentar traducirlos literalmente para que, como señala el relator, "el público se sienta más identificado"; pues estamos hablando de un nombre denominativo, no una frase específica, y en ocasiones estos cambios pueden generar alteraciones incluso a la historia y trasfondo del título (independientemente este sea sutil).
Además, gamer con el que he conversado considera esto una terrible blasfemia...
Un gran ejemplo, escapándome de la saga que amo, es lo que ocurre con Blizzard, específicamente con World of Warcraft, he aquí unos ejemplos:
- De Outland al Terrallende (o La Tierra de Allende como le llamamos en Chile).
- De Northrend a Rasganorte.
- De Undercity a Entrañas.
- De Illidian Stormrage a Illidan Tempestira...
Y así... un gran número que tratan de ser "traducciones reales para tus oídos".
Ó a la inversa (que también ocurre)... que prefiero mil veces a Pajaroto que Sleepy bird ¡Joder!.
Creo que en The Legend of Zelda esto no es menor; pues el cambio de lugares, sobre todo en The Wind Waker, hacen que en ocasiones se pierda el sentido contextual que nos quiere brindar el juego por medio de su historia y arte mismo. Un ejemplo de esto: Isla del Diablo, donde ya nos pre-condicionan, desde una concepción bíblica el lugar que una vez fue Forsaken Fortress, con la maldad absoluta nos relacionan al mal con un personaje. @zukeku, por medio del vídeo, ya nos ilustró con "Zelda II".
Los cambios en las versiones son comunes y cada vez más frecuentes, expandiéndose a películas, cómics, mangas, series ¡hasta artículos de pintura! pues entran factores culturales que son importantes cada vez más para el comerciante. Generar alternativas cómodas para el consumidor a fin de que se pueda vender un producto es algo que es casi obvio desde la economía; el tema es que a veces... nos puede doler en el corazoncito nostálgico y exigente que podemos tener.