Son escritos que simplemente me salen en mis momentos de aburrimiento. :XD:
Espero les guste.
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"Bueno hoy estoy un poco bastante dormida, sólo he dormido cinco horas en todo el fin de semana, ¿sabes? Un pedacito de culpa lo tiene lo siguiente:
El viernes cuando llegue a casa, llamé a un amigo que es muy especial, me contó muchas cosas muy raras (él es así también) pero agradables, me dijo algo acerca de que lo idealizaba (¡!) Y trataba de aferrarme a él porque ahora me sentía sola...
A veces no lo entiendo... Le digo y le requete-digo que yo no me deslumbro con las estrellas pero sé... que sé muy bien reconocerlas, a ver si ahora va a resultar que no conozco el firmamento, ¿cómo si no iba a saber guiarme hasta a su habitación todas las noches para verlo dormir?, en fin... seguro que aun piensa que sólo voy a buscarlo por la dichosa limpieza de primavera, si supiera porque está tan sucia la casa, ¡me mataría!, el día anterior a su llegada, los Kokiris y una servidora lo ponemos todo patas arriba para que él lo arregle todo a su gusto y pueda sentirse como un padre de verdad, a él le gustaría ser mayor, casarse y todo eso de crecer... eso ... a mi me da bastante miedo, el mundo de los mayores no es divertido, ellos nunca juegan , hacen números, discuten y hablan de cosas aburridas, además tienen la espantosa costumbre de no mirarse a los ojos. A veces cuando pienso en Link me asusto mucho por él, cada año está más alto, tiene el cuerpo diferente, su cara se hace distinta, y cuando lo huelo no huele como nosotros. Es terrible pensar que algún día no querrá chapotear en los charcos de barro, jugar al escondite, luchar con los monstruos, bañarse con la ropa de los domingos, e incluso contarnos cuentos, él dice que eso es lo que hacen los padres pero yo no lo creo porque una vez tuve uno y me dejó olvidada en el castillo, lloré y lloré pero él no regresaba, y no regresó. Ahora ya no lloro, los papás buenos no existen.
Lo que más me aterroriza de ver crecer a Link, es que llegará un día en que no pueda jugar, no lo recordará y no correrá por la pradera conmigo, porque él lo habrá olvidado como mi papá se olvidó de mi en aquel castillo. ¡Diablos! Me estoy poniendo muy triste, si se enterara mi amigo no le gustaría nada en absoluto, además podría ponerse triste también y eso seria fatal, porque me importa, me importa mucho, como me importan mis queridos Hylianos, como me importa mi mamá... no pueden verme así, yo soy La Princesa Zelda.
Cuando en el mundo de los Hylianos un Kokiri ve como su hada se marcha sin previo aviso, es porque caerá muerta en el Bosque, pero él no es un Kokiri y ella no es su hada y ese motivo le afecto mucho. Las hadas nunca viven mucho tiempo pero, si él aplaude con mucha fuerza, Navi regresara con mas energía que nunca.
Te voy a contar un hecho científico que está comprobado por los sabios más sabios allá donde los haya, siempre que un niño ríe, siempre, siempre, nace un hada."
...
Sólo se oyen el rugir de las olas, inspiro aire saturado de incomprensión, de dudas ásperas, mientras me limito a perder la mirada en el diario color rosa encontrado dentro de mis pertenencias. No oigo nada, no logro adivinar la temperatura que acaricia mi piel ni sé porque lo intento, estoy relajado en este paréntesis efímero, pensando sin pensar, buscando algo dentro de mi que no puedo hallar ni derramar lágrima negra que me amenaza constantemente. Noto algo puntiagudo que surge de la nada y me hace temblar el alma, no es amor, no es dolor, es dulce venganza de una ola de recuerdos enfermizos que no se borraron en el bar sino que resurgen cada crudo amanecer. No entiendo porque agradezco ese pecado que siento ni porque ansío a darle la mano a la muerte, solo que disfruto planeando sufrimiento mientras me acompaña la botella con poción roja, lo trago fuertemente hasta dolerme, mientras deseo que sus besos vuelva a rozar mi mejilla.
Ahora aspiro todo el aire que me rodea y vuelvo al mundo y todos eso eternos sentimientos que me bombean con fuerza, que me descubrían, se reducen y quedan impresos en mis venas para volver a resurgir, por ahora me contengo pero sé que algún día la ira derramará sangre por mis ojos y ese músculo latente suspirará.
Ella se encuentra en su castillo, gobernando con mano de hierro y velando por la paz de toda Hyrule, ella era mi amiga... pero la deje ir.
Se que no me merezco la luna pero tampoco arañazos de tormentas.
Todos los días, antes de que mis parpados oscurezcan este mundo en el cual me encuentro y que mi cuerpo no aguante el cansancio, veo como la luna se alza en el reflejo del mar de el cielo estrellado. Una vez que mi monotonía se ha cumplido, solamente puedo repetir las ultimas palabras que le dije mientras ella se perdía entre la multitud del Mercado del castillo... Hasta mañana Zelda.
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